Desconto:
-5%Antes:
Despois:
21,85 €Actualmente, en la sociedad espaテアola hay ciudadanos creyentes y miembros de la jerarquツ。a catテウlica que se muestran alarmados por el anticlericalismo y una actitud antirreligiosa que parecen ir "in crescendo", y que dicen que se constatテウ en algunos planteamientos del Gobierno de la primera legislatura de Rodrツ。guez Zapatero, en algunas declaraciones de ciertos miembros de la clase polツ。tica en medios de comunicaciテウn social mテ。s o menos afines al partido en el poder, en el mundo del cine y de los espectテ。culos, etc. Lo que parece cuestionable y rechazable es tanto la intolerancia de los fundamentalismos religiosos como un cierto laicismo soterrado o abiertamente hostil, pues ambas posturas olvidan un principio fundamental del sistema democrテ。tico. Dicho principio es que el Estado debe ser neutral en la configuraciテウn ideolテウgica de la sociedad. El Estado no debe hacer lo que le corresponde a los diversos grupos sociales. Y ello por la sencilla razテウn de que la sociedad es mテ。s que el Estado. Por lo tanto, la primera no puede ser modelada テコnicamente por el segundo. Esto serツ。a sencillamente totalitarismo, algo que todos deberツ。amos rechazar abiertamente tras las tristes y dramテ。ticas experiencias del siglo pasado. El Estado, por medio de sus instituciones, debe ser solo un servidor de la sociedad, en el que ella delega una serie de funciones y ordenamientos bテ。sicos y fundamentales. Ahora bien, si no respetamos la autonomツ。a de la sociedad civil, socavamos los cimientos de la democracia, que es, en la actualidad, la テコnica forma de vivir con dignidad en sociedad. El poder polツ。tico no puede pretender a priori que la sociedad espaテアola se identifique con el laicismo. De ese modo se arrogarツ。a ilegツ。timamente el privilegio de decidir lo que debe ser nuestra sociedad. Esto no es procedente, pues ni el Estado ni ninguna instituciテウn religiosa pueden definir a priori lo que ha de ser la sociedad civil. Esta テコltima serテ。 lo que quiera ser, fruto del libre juego de las conciencias y las libertades, que alumbrarテ。n acuerdos y consensos en los diversos niveles que la constituyen. Las reflexiones de esta obra estarテ。n iluminadas por algunas aportaciones de las ciencias humanas (sociologツ。a y psicologツ。a), de la antropologツ。a filosテウfica, asツ。 como por un discurso ontolテウgico y テゥtico-jurツ。dico, y por el de una teologツ。a moral hoy forzosamente abierta a nuevos e ineludibles retos.